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Cuando a comienzos de mayo pasado se supo la nueva ubicación de Liber y su cambio de enfoque en cuanto a feria solo profesional, subí un post titulado Un gran despropósito. Desde entonces hasta hoy acepté no volver a escribir nada sobre el asunto. ¿Por qué? Muchos amigos editores me señalaron la conveniencia de esperar ya que esas pequeñas editoriales se juegan mucho en este evento y no era cuestión de reventar el asunto. Comprendí y acepté su punto de vista y esperé hasta su finalización para volver a comentar el tema. En mi caso, he estado en Liber los dos primeros días, he hablado con multitud de editores y he estado en multitud de stands. El cabreo y el mosqueo es unánime y general.

Desde mi punto de vista se ha dado el certificado de defunción oficial a Liber. Me pongo a leer los primeros datos que han debido filtrar desde la FGEE: 10.000 visitantes. ¿Cóooooomo? Veamos. Los que durante los últimos años hemos ido con asiduidad al Madrid Arena (pésimamente comunicado, lo diga quién lo diga, y si no que le pregunten a los visitantes que se subieron a un taxi y acabaron en el zoo y dando vueltas por la Casa de Campo durante cincuenta minutos) a ver los partidos de baloncesto del Estu sabemos que el aforo completo (todos los graderíos) es de 12.000 personas. Si hubiesen visitado Liber tan sólo la mitad de esa cifra, habría habido momentos en que no se podría andar por los pasillos. La cifra es un delirio. Busco en mi archivo la nota de prensa del Liber del año pasado (2012) y observo que dice:

Para la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), entidad promotora de la feria, Liber ha cumplido sus objetivos atrayendo cerca de 6.000 visitantes, a pesar de la adversa coyuntura económica que limita los viajes y desplazamientos.

Sin rubor, la FGEE nos dice que en el Madrid Arena han visitado el evento 4.000 personas más que el año pasado. Definitivamente esto parece un informe del Doctor Bacterio. Negar con propaganda la evidencia es un mal planteamiento. De todos modos, creo que en este cambio ha habido claves que se nos escapan, por ejemplo, editores que hacía varios años que no asistían a Liber van este año y aparecen. ¿Alguien ha tocado el cornetín? ¿Por qué?

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Muchos de los que hemos ido a Liber hemos podido comprobar como el control de visitantes lo hacia una azafata con un contador de clicks manual (control tiki-tiki o quizá tiki-taka), la chica ha contado al mismo visitante varias veces, por ejemplo, cada vez que salía a fumar al entrar me contaban de nuevo, igual con los que salían a comer o a tomar algo fuera de recinto. Menos visitantes es igual a menos volumen de negocio. (en global). Esto no significa que a un editor concreto le haya podido ir bien e incluso mejor que el año pasado, pero el resultado global es que menos visitantes es casi directamente proporcional a un menor volumen de negocio global. Ausencia total de libreros, bibliotecarios, traductores, correctores, maquetadores etc. Si alguien quiere hacer trampas en el solitario que las haga, aunque la realidad siempre vence. Cobrar 33 euros por entrar a los profesionales del sector ha conllevado que el personal desistiese de ir. Otro error garrafal.

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El sitio quedaba vistoso desde un punto de vista estético, pero funcionalmente muy incómodo, al ser el entramado de stands en tres alturas. En cualquiera de los casos la ausencia de público creaba una atmosfera fría y gélida al pabellón; el sube y baja de escaleras de andamios portátiles conllevaba que muchos compradores llegaran a las citas en los stands sin resuello, la única ventaja es que después de una visita a Liber puedes dejar de hacer pilates una larga temporada.

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Al igual que el número de visitantes ha sido más bajo que el año pasado igual ocurre con los expositores, y tiendo a imaginarme que el departamento de comunicación de la FGEE nos sorprenderá con unas cifras directamente extraídas y abducidas desde el más allá, un auténtico ejercicio de metaficción.

¿Qué impresión ha causado este Liber en compradores hispanoamericanos históricos de Liber? Pues lo contrario de lo que afirmaba la nota de prensa de comienzo de Liber: «LIBER 2013 ABRE SUS PUERTAS PARA MOSTRAR LA VITALIDAD DEL SECTOR EDITORIAL ESPAÑOL».

No estuve en la cena de gala, el precio era ciertamente elevado, pero comento dos cosas que mi topo me ha filtrado: la pularda del menú debió nacer en el cretácico, para comenzar a trincharla necesitabas un soplete; por otro lado, la gala sólo ha salido en las revistas femeninas que han comentado que los «príncipes se miraban con complicidad». Si buscaban repercusión mediática del libro se ha fracasado. La única repercusión mediática han sido los tacones de Leticia.

Por otro lado el sábado me tome la molestia de visitar LIBERATURAS, el pabellón satélite que se abría al público. La foto de más abajo está tomada a las 12:30 de la mañana. Al menos en ese momento no observé masas famélicas de cultura asaltando las librerías. La web oficial de Liber decía que la entrada costaba 5 euros, canjeables posteriormente si comprabas algún libro en las librerías del interior del pabellón. El ambiente era de una frialdad tan extrema que invitaba abiertamente a marcharse. Llegué a la entrada y pregunté donde se abonaba el ticket de acceso, muy amablemente la chica me dijo que era gratis. ¿Cóoooooomo? En el último momento alguien con un poquito de sentido común decidió que era una locura el cobrar. Pero el daño ya estaba hecho. En el interior estaban Casa del Libro, La Fábrica, El Dragón Lector y Polifemo. En este último caso mi sorpresa fue absoluta, ¿una librería especializada en historia en un evento de tipología absolutamente horizontal? Puedo entender la presencia de las otras librerías, pero en este caso me quedé vivamente sorprendido.

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No entro en más temas, que los hay, porque entonces el post sería interminable. Y termino con una reflexión: en un contexto y escenario de crisis brutal del consumo interno, que está llevando al libro en general a una situación dantesca de debilidad estructural, este tipo de eventos deberían servir para plantearse escenarios de reconversión, aquí se avanza día a día hacia una reconversión brutal, pero no por una vía de reflexión del propio sector, sino porque se van a quedar los que puedan aguantar o tengan menor coste fijo, o los que tengan los idus de marzo a su favor y pongan en el mercado un libro que les funcione un poquito. Las instituciones tienen responsabilidades, no sólo acabar siendo cajas registradoras y oficinas de recaudación. Las reducciones de sueldos, despidos, eres, cierres de empresas, están a la orden del día, mientras tanto las instituciones gremiales pensando en el nuevo código penal y las sanciones por piratería; si la reestructuración de una industria en un mercado en deflación continua depende de esto vayamos poniendo una vela a San Judas Tadeo, patrón de los imposibles. Confío en una serena reflexión de la edición independiente y en un replanteamiento de Liber. Los independientes deben reaccionar y plantarse, las instituciones no pueden seguir «en la nube y en modo líquido».

Escrito por Manuel Gil

Nacido en Albacete, licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y Master en Dirección Comercial y Marketing por el IE Business School. De 2016 a 2021 fui Director de la Feria del Libro Madrid. Mi trayectoria y experiencia profesional se ha desarrollado en importantes empresas del sector del libro –Cadena de Librerías 4Caminos, Paradox Multimedia, Grupo Marcial Pons, Ediciones Siruela, OdiloTID–, asiduo visitante de todas las Ferias del libro de Latinoamérica. En la actualidad, desempeño tareas de docencia en España y en América, y me dedico a la consultoría en el sector editorial y a la investigación de mercados en relación al mundo del libro.

10 Comentarios

  1. […] August. The Arena exhibit hall’s multi-level locale exhausted some, while others were still not convinced. For the SALALM group of academic librarians LIBER became a place to share information about […]

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  2. ¡Muy buen post!

    Gracias

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  3. […] Mientras en Fráncfort parecía que el sector gozaba de una buena salud, en Liber todo ha parecido ir en dirección opuesta. […]

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  4. Gracias, Manuel, por tan oportuno y acertado texto.

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  5. […] Mientras en Fráncfort parecía que el sector gozaba de una buena salud, en Liber todo ha parecido ir en dirección opuesta. […]

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  6. […] entrar me contaban de nuevo, igual con los que salían a comer o a tomar algo fuera de recinto”, escribe Manuel Gil en su blog. Y hablo con una editora a la que aún le dura el enfado, tras pasear a sus autores por […]

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  7. Si queréis algunos despropósitos organizativos más, aquí van:
    – la empresa organizadora cerró todo el mes de agosto a cal y canto por vacaciones. A un mes de la feria…
    – el aparcamiento se podía contratar con antelación a 12€/día. Una vez allí, resulta que sólo cobraban 5€ y, encima, había sitio gratis por todas partes.
    La cena de gala: tuvo el gusto de lo absolutamente decadente. Tuve la sensación de asistir al fin de una era.

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  8. Buenassss Manuel, aprovecho y dejo comentario, como expositor, es cierto que allí no había mucho visitantes… No creo que se llegarán a lo 2000 siendo generosa en mi apreciación, que el número de invitados «compradores» se redujo a la mitad… y que el sitio distribuido en tres plantas era un despropósito… Y la organización un desastre y muy poco profesional…

    Peroooo, debo decir que este año de mis 40 reuniones, solo fallaron 2. Que he gestionado mis pedidos igual o mejor que otros años. Y mi facturación en esta feria compensa mi asistencia.

    Beso, Eva (Jaguar)

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  9. Información Bitacoras.com

    Valora en Bitacoras.com: Cuando a comienzos de mayo pasado se supo la nueva ubicación de Liber y su cambio de enfoque en cuanto a feria solo profesional, subí un post titulado Un gran despropósito. Desde entonces hasta hoy acepté no volver a escribir..…

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