Vuelvo de Barbastro del VII Congreso el Libro Electrónico con la sensación de que necesito más, que se me hace muy corto. Escuchando a uno de los ponentes me vino a la memoria una frase de Blade Runner: “he visto cosas que vosotros no creeríais”. Es tal la intensidad del evento que uno vuelve impactado por la apertura mental que genera, se tiene la sensación de realizar un retiro de ejercicios, no voy a decir espirituales, pero sí de meditación y reflexión. Tuve un profesor que señalaba que si a la vuelta de un congreso o evento no traías un par de ideas para aplicar, habías perdidos el tiempo miserablemente. No es el caso, más bien al contrario. Vuelves abrumado. La cita de Barbastro debería ser obligatoria para toda la industria del libro, es por ello que para mí resulta incomprensible el desdén que las instituciones gremiales y oficiales del libro tienen con este evento, siempre ausentes del mismo. Si el Vaticano es el centro neurálgico de los católicos, Barbastro es el epicentro de la innovación en contenidos.
Obviamente, si quieres saber que se está cociendo en el ecosistema de la edición a nivel mundial, las tendencias que se van incorporando, las tecnologías, formatos (podcast, audiolibros, apps), herramientas, asistentes de voz, modelos de negocio, etc…, la cita de Barbastro es una peregrinación para editores de mente abierta y proactiva. Evidentemente, un viajero incansable como Javier Celaya, que no falta a ningún evento internacional en los que se abordan estos temas, ayuda mucho a la hora de saber que se está haciendo en el mundo. Llama la atención la edad media del evento, gente joven que están llamados a tomar el relevo de una industria envejecida, experta en lo que era importante en el siglo pasado, y que no tienen reparos a la hora de compartir, no solo experiencia, sino datos, y que me confirman la idea de que el valor de la información ya no está en poseerla, sino en compartirla. El networking y la interacción que promueve el congreso no es nada fácil de ver en este país. Y un valor que también quiero destacar, y qué es mérito de diseño del Congreso, permite hasta disentir y contraponer puntos de vista. El traer al Congreso y posibilitar una reflexión colectiva sobre el futuro del propio evento no es nada fácil de ver. No es habitual. Es una heterodoxia que me gustaría fuese moda mañana.
Esta edición, al igual que las anteriores, ha sido espectacular, y pone de manifiesto una cuestión que hoy es una evidencia, la convergencia de las industrias creativas y culturales con el mundo del libro, de aquí que parece razonable el estudiar la denominación del propio congreso y su estructura. Barbastro tiene un mérito, imagina el futuro y ofrece claves nuevas de la confluencia transmedia de las industrias del contenido. Las ponencias sobre el tema de la voz abren unas expectativas a futuro que no pueden olvidarse, el Internet de las cosas y las redes 5G llevan a la inclusión de la voz como medio natural de comunicación entre máquinas y personas. La voz lo invadirá todo y prefigura un mundo que desconocemos.
Con independencia del nombre del Congreso que se acabe decidiendo, y dado que el origen del congreso es el libro, sería conveniente no perder esta perspectiva, soy de los que piensas que perder los orígenes es perder identidad, lo que no significa que, como se puede observar, la confluencia de industrias sea un hecho incontrovertible. Si considero importante elevar el ámbito del Congreso para convertirlo en el Congreso Hispano de la transformación de la industria del libro, creo llegado el momento de que las Cámaras del Libro de América Latina se incorporen al evento y posibiliten la llegada y participación de editores de ese continente, incorporar la presencia permanente del mundo editorial de habla hispana, con independencia del país, parece razonable, y proyectaría el evento a nivel internacional bajo el prisma de una lengua compartida patrimonio de varios cientos de millones de personas.
Destaco de manera importante dos ponencias que pueden seguirse en el canal de Youtube del Congreso. La intervención de Sabrina Salvador y Bradley Metrock por un lado (los datos como elemento a insertar en la cadena de valor del libro y la extensión de la voz cómo interfaz), y por otro la de Alberto Barreiro y Roberto Carreras (la voz como dimensión integrada del sonido de una marca). Esta última me dejó sin palabras. Excelente.
En resumen, vuelvo muy contento y esperanzado, nivel altísimo en mesas y ponencias, organización impecable, y un nivel muy elevado de satisfacción entre los asistentes. Y me permito una sugerencia final. Sería interesante en la próxima edición hacer una visita al Consejo Regulador de Somontano, realizar una experiencia inmersiva viendo una muestra de la amplitud de vinos somontanos que ofrece al visitante el Consejo. Al lado hay un restaurante que recomiendo vivamente, El Trasiego. Y al margen de vinos somontanos muy conocidos, como Enate, Viñas del vero, Sommos, me permito compartir algunos menos conocidos pero estupendos: Barbotvm, Lataste, Señorío de Lazán, Mascún, y Bestué.
En resumen, si tienen ocasión, viajen a Barbastro el próximo año. Intuirán el futuro.
Enlazo aquí con el canal de Youtube del Congreso.
Antinomía libro 
Gracias Manuel, como siempre, por aportar tus ideas y percepciones de este muy interesante evento, especialmente para aquellos que no pudimos asistir. Coincido contigo en tus apreciaciones, ¡increíble el apunte de Blade Runner!
Espero tener la oportunidad de intercambiar algunas ideas contigo en Guadalajara. Por lo pronto quedan los enlaces y videos para escuchar durante estos días antes de la FIL.