Con un país en cuarentena que llora a sus muertos y vive pendiente de un hilo, lo primero es superar la pandemia, y la reconstrucción vendrá después. Con medio mundo confinado, empiezan a caber muy pocas dudas sobre una cuestión: los efectos de la pandemia no van a dejarse notar únicamente durante esta fase, sino que se van a proyectar durante mucho tiempo después. Al igual que nadie vio lo que venía, nadie puede calcular lo que vendrá.
Hay una frase atribuida a Winston Churchill que dice “nunca desperdicies una crisis”. Sugiere que los cambios pueden ser aprovechados a partir de un problema o conflicto. Las sociedades, al igual que las organizaciones o las industrias, pueden plantearse cambios a partir del momento en que perciben problemas o incluso atraviesan una situación tan dramática como esta. Pongo esto en relación a la infinidad de llamadas que estoy recibiendo estos días de pequeñas editoriales y librerías madrileñas preocupadas por su futuro. Buscar la esperanza en estos tiempos de sufrimiento, pero a la vez de solidaridad, nos obliga a todos a creer como ciudadanos en lo colectivo, en lo social, en el apoyo mutuo ante la adversidad.
Todas las empresas del libro en Madrid están seriamente preocupadas y angustiadas. Transmiten un mensaje casi monocorde, esperan mucho de poderes públicos locales, esencialmente por proximidad y cercanía. Confían mucho en la ayuda del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. A la hora de “llamar a las puertas del cielo”, hay puertas más cercanas que otras.
Centro este post en un análisis sobre las pymes editoriales y librerías de Madrid y su valor en el ecosistema cultural nacional y su importancia económica nacional e internacional de las mismas.
Si abordamos la situación de la edición madrileña, hay que comenzar señalando que Madrid representa en términos de consumo en comercio interior, según datos del Informe de Comercio Interior 2018 de la FGEE, el 22,4% del total, una cifra importante que ha permanecido constante incluso durante la crisis de 2008, y las empresas madrileñas de edición tienen una cuota de mercado en España en términos de facturación del 42,4%, alcanzando la cifra de 1002 millones de facturación. En paralelo, y observando los datos que presenta el estudio publicado por la Comunidad de Madrid titulado “Hábitos de Lectura y Compra de Libros en la CAM”, realizado por la Subdirección General del Libro, se hace visible la estrecha relación de los madrileños y la lectura, destacando los siguientes datos:
MADRID Y LA LECTURA
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- Datos generales: el 79,3% de la población de la Comunidad de Madrid de 14 años o más lee libros.
- Un 72,4% lee libros por ocio, en su tiempo libre, y un 34,3% lee por motivos de trabajo o estudios. Ambos resultados presentan una tendencia ascendente, habiéndose incrementado en varios puntos desde 2010.
- El porcentaje total de lectores alcanza el 97,4% (leen algún tipo de material, en cualquier formato o soporte, impreso o digital, al menos una vez al trimestre).
- Lectura digital: el 39,3% de la población de la CM lee libros en formato digital, 4,4 puntos más que en 2016. (34,9%). El 40% lee libros únicamente en formato impreso y un 29,1% lee libros en ambos soportes.
- Datos de lectura en los menores: el 86,1% de los menores con edades entre 10 y 13 años lee libros en su tiempo libre al menos una vez al trimestre.
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MADRID Y LA COMPRA DE LIBROS
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- En 2018 un 74,0% de la población de la Comunidad de Madrid compró libros. El 63,4% compró libros no de texto, con una media de 8,3 libros adquiridos en el año.
- La población madrileña prefiere comprar sus libros en espacios especializados como cadenas de librerías (41,8%) o librerías (37,7%), seguidos por los grandes almacenes (20,1%). Un 19,1% suele comprar a través de Internet.
- El 12,4% de la población de la Comunidad mayor de 14 años compró libros en formato electrónico en el último año. La media de contenidos electrónicos comprados fue de 8,3.
- En los hogares madrileños hay una media de 186 libros. Son datos que refleja el Estudio de hábitos de lectura y compra de libros en la Comunidad de Madrid 2018.
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PRODUCCIÓN EDITORIAL Y LIBRERÍAS
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- En la Comunidad de Madrid se concentra el 33,2% de la producción editorial española, con un total de 27.004 libros editados en 2018. De ellos, 19.091 se han editado en soporte papel y 7.913 en otros soportes.
- Se publicaron 1.881 libros infantiles y juveniles en 2018. Esta cifra supone un 7% del total de libros editados en la Comunidad y un 23,5% de la producción editorial destinada a niños y jóvenes en España.
- Existen 836 editoriales privadas en la Comunidad, un 30,7% del total nacional.
- En cuanto a librerías, el Mapa de Librerías de CEGAL recoge 584 en la Región, distribuidas entre generalistas, anticuarias, especializadas y librerías-papelerías.
- Representan un ratio de 9 establecimientos por cada 100.000 habitantes y un 14,7% del conjunto de las librerías españolas.
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MAGNITUDES DE LA EDICIÓN MADRILEÑA
Son también muchos los amigos que me preguntan sobre las diferencias que aprecio entre la crisis de 2008 y la actual. Pues bien, la crisis de 2008 fue una crisis “sincronizada y diferida”, que fue escalonada en su impacto, alcanzado su punto máximo entre 2012 y 2014, mientras que esta ha sido de “impacto súbito”, lo que la hace mucho más dura y perversa, sin medidas de ajuste ni protección, sin posibilidad de disponer de una hoja de ruta transicional. En unos días todo se ha venido abajo, y cuando el tejido es tan frágil el impacto es demoledor
La edición madrileña tiene varias características ciertamente importantes y que están insertadas en su ADN, veamos:
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- Primera. Es un tejido constituido por empresas de muy bajo tamaño y de un nivel económico-financiero muy escaso, pero de gran valor en cuanto a creación cultural. Las 300 editoriales agrupadas en la Asociación de Editores de Madrid son pymes muy necesitadas de liquidez y financiación, a las que cualquier situación imprevista, como la actual, lleva a un estado de máxima fragilidad, no siendo descartable, de no mediar otras acciones, la posibilidad de ceses masivos de actividad.
- Segunda. La edición madrileña, a diferencia de la de otras ciudades y comunidades, es un edición de longseller, de libros de rotación lenta, pero bajo la que anidan proyectos culturales muy serios y diversos de gran longitud y permanencia en el tiempo.
- Tercera. La vocación exportadora es indudable, pese a tener un tamaño empresarial menor que por ejemplo empresas editoriales de Catalunya. Un cálculo bastante razonable nos indica que de los 228 millones de euros que se exportan a América Latina, la cuota de la edición madrileña puede estar entorno al 35%-40%. Por cierto, aquí hay que señalar que con el virus extendiéndose por América Latina, las exportaciones este año serán mínimas, probablemente un año perdido, con el consiguiente daño a estas micropymes. De cara al mercado de América Latina hay que decir que podemos estar ante un annus horribilis.
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La concentración de la facturación nacional recae en Madrid y Barcelona, que suman el 92% de la facturación global. También es importante señalar que las 300 editoriales agremiadas representa el 41% sobre el total nacional. Es la Comunidad más importante en número de empresas.
Madrid representa en términos de consumo de libros el 22,4% de todo el mercado interior. Es una Comunidad enormemente lectora y un mercado fundamental para librerías y editoriales.
Si observamos el empleo editorial en España vemos que el empleo de la edición madrileña representa el 53,7% del total nacional. La edición madrileña emplea de manera directa a 6.823 personas. Un dato ciertamente importante.
En porcentaje:
MAGNITUDES DE LAS LIBRERÍAS MADRILEÑAS
Las librerías de Madrid presentan una cifra de 1.138 empleos, lo que representa el 17,6% sobre el total nacional. La cifra es importante.
En porcentaje del total nacional:
En Madrid hay 138 empresas agremiadas, de las que el 84,8% son empresas de hasta tres empleados, esto revela que nos encontramos ante micropymes de muy poco tamaño empresarial, y por tanto, con recursos muy limitados, y siempre a expensas de algún sobresalto.
Algunas de estas empresas presentan una tipología de librerías internacionales, pues importan libros tanto de Europa como de América Latina, lo que conlleva que presenten portfolios de producto ciertamente importantes para la sociedad lectora.
La parálisis de demanda que se aprecia nos debe hacer reflexionar que, en el mundo del libro, demanda aplazada es demanda perdida. Por tanto, después de ver el tejido editorial y librero madrileño creo necesario abordar el problema en dos fases. Por un lado hay que definir ayudas para que el tejido aguante hasta octubre, fecha en que, si no hay contratiempos, hoy no descartables, se celebrará la Feria del Libro de Madrid, cuya importancia es obvia a nivel cultural y también comercial. En esta fase la ayuda debería provenir de básicamente cuatro conceptos: otorgar liquidez mediante créditos blandos, exenciones impositivas al menos hasta final de año, incentivar demanda mediante bonoslibro (o chequeslibro) para libros no de texto y distintos targets ciudadanos, y compra masiva con destino a bibliotecas, todo ello mediante procedimientos muy ágiles y simplificados y de cobro inmediato, y canalizado a través de librerías. Comento también aquí que, desde la Feria del Libro de Madrid, se ha solicitado una ayuda, mediante subvención extraordinaria, para la asistencia gratuita de editoriales y librerías de Madrid a la Feria, esta propuesta se ha remitido al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid. La ausencia por dificultades económicas de estas empresa en la Feria es un lujo que no nos podemos permitir. Todas son imprescindibles para una Feria inédita en fechas, pero que entre todos debemos hacer excepcional. Todo esto sin descartar que las ayudas a estas empresas madrileñas deban extenderse y prolongarse en el tiempo, pues la recuperación de los antiguos hábitos de consumo en cuanto a demanda es ahora mismo una incógnita. Comparto aquí que desde la Asociación de Editores de Madrid se esta trabajando en enviar documentos con medidas de choque a todos los poderes públicos, al igual que está haciendo Cegal y el Gremio de Librerías de Madrid.
Es aventurero pensar lo que pasará en unos meses, recuerdo aquí una frase de George Steiner, “tal vez el mes que viene sepamos cosas que este mes no sabemos”, pues bien, la idea es anticipar escenarios, y todos ellos son manifiestamente dolorosos, y reconstruir y apelar al liderazgo local pretende proteger el ecosistema de librerías, bibliotecas y edición, tres eslabones fundamentales de la cadena de valor del libro, me parece esencial en estos momentos, mucho más después de muchos años de crisis muy profunda del sector. Pensemos una cosa: cuando un libro se compra en una librería, todo el ecosistema se beneficia, incluyendo los propios autores y creadores. Esta debe ser la idea. Nadie puede ponerse de perfil, juntos somos más fuertes. Las pequeñas librerías y editoriales están acostumbradas a la penuria, pero su importancia en la vertebración comunitaria de muchos pueblos y barrios tiene una gran carga simbólica. No dejar caer este tejido es necesario. No olvido que ahora mismo lo prioritario de todos los gobernantes es salvar vidas y proteger nuestro sistema de salud, y que la recuperación económica de un país paralizado por el virus, vendrá después. Estamos ante una situación completamente inédita, y la reconstrucción del tejido económico debe partir de la idea de comprender la extensión del daño y los efectos colaterales a los que nos enfrentamos. Aprovechemos esta situación extrema a la que el destino nos ha llevado para plantearnos que la cultura también hace país. Y salvar el tejido madrileño del libro es una decisión política. Sería emotivo que nuestro sector pudiese cantar, como la hinchada del Liverpool en Anfield, “You’ll Never Walk Alone«. Como muestra el emotivo video del Ayuntamiento de Madrid, “juntos, nunca hemos perdido”.
[…] de los antiguos hábitos de consumo en cuanto a demanda es ahora mismo una incógnita (Antiomiaslibro, 5 […]
Estupendo Manuel,
Espero que el Ayuntamiento y la Comunidad no se pongan de perfil, como bien señalas en el texto de esta nueva entrada.
Mucho ánimo
Nani
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