El día 26 de enero la Asociación de Editores de Madrid colgaba en su web, a partir de una comunicación de la FGEE una propuesta de participación para una misión comercial a Guinea, que se realizaría (si hay quorum de participantes) en torno a mediados de mayo. La FGEE la denomina Jornadas Técnicas en Guinea Ecuatorial, y se invita en a participar de manera especial a editoriales especializadas en alguna de estas materias: Literatura, Infantil-Juvenil y Educación. Las editoriales interesadas deberán comunicarlo por correo electrónico antes del 31 de enero.
La carta que la FGEE envía a los editores señala otros aspectos, como por ejemplo:
“Desde esta Federación, elaboraríamos un pequeño folleto con las editoriales asistentes, para que sea difundido entre los profesionales invitados un mes antes de la celebración de las Jornadas.
Cuota de participación: 700 €
Bolsa de Viaje ICEX: 900 €, que se hará efectiva una vez finalizadas las Jornadas
Próximamente os enviaremos una carta en la que se detallarán las características, lugar de celebración y condiciones de participación de las Jornadas, pero nos gustaría que antes nos indicaseis, a vuelta de e-mail, si estáis interesados en tomar parte en esta actividad. En espera de vuestras noticias y rogándoos pongáis interés y os suméis a esta actividad que esperamos sea fructífera para vuestra editorial, os envío un fuerte abrazo”.
Ante una convocatoria como esta hay que pararse a pensar en muchas cosas. Guinea es un país curioso, pero totalmente corrupto (claro, nosotros no estamos para dar lecciones ya a nadie, aquí el hedor a corrupción es insoportable), donde el respeto por los derechos humanos es manifiestamente discutible, donde hay presos políticos, etc… como así lo señala Amnistia Internacional. Guinea es ahora miso el tercer productor africano de petróleo y uno de los grandes productores de madera, lo que conlleva que España mantenga unas relaciones complejas con ese país, nuestros políticos intentan no hacerse fotos con los dirigentes guineanos pero, por razones de estado, y disimulando, la cuestión es que existe un tráfico comercial intenso con ese país, algunos datos señalan que somos el tercer país inversor allí. En paralelo, y aunque el PIB per capita ha crecido enormemente en los últimos años, situándose por encima de numerosos países de nuestra órbita, la gran mayoría de la población sigue viviendo por debajo del umbral de la pobreza.
Por otro lado me pongo a consultar la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores para ver recomendaciones de viaje a ese país:
“Las recomendaciones que pueden leerse sobre sanidad, vacunación y seguridad van en esta línea: Vacunas Obligatorias: Fiebre amarilla. Con frecuencia se exige mostrar el carnét de vacunación.
Recomendadas: Tétanos-Difteria, Hepatitis A-B, Fiebre tifoidea y Cólera; aunque siempre en función de la duración del viaje que se vaya a realizar a Guinea Ecuatorial y del grado de exposición que se prevea tener a las fuentes de infección.
Recientemente se ha detectado un número limitado de casos de polio en Guinea Ecuatorial. Se recomienda a todos los viajeros que comprueben que se encuentren efectivamente vacunados contra esta enfermedad.”
Bien, todo esto puede ser salvable, te vacunas y punto. Es un engorro pero se puede aceptar. No es el problema.
Hasta aquí el tema sociopolítico, y ahora debemos reflexionar algunas cuestiones de índole cultural y editorial:
- ¿Es este el camino que fija la FGEE para que el libro español remonte?
- ¿Se plantea el ICEX o la FGEE que esta actividad en ese país es moral y políticamente discutible?
- ¿Existen canales de distribución del libro o serán funcionarios del estado los que compren los libros?
- ¿Nadie se plantea que la edición es una actividad noble en la que debe prevalecer la responsabilidad ética, política y social?
- ¿No hay voces discordantes y críticas en la edición como para exigir un cambio en la dirección política de la FGEE?
- ¿Quién acepta y decide hacer pública en la FGEE una propuesta semejante? ¿Es una decisión consensuada o particular?
- ¿Dejamos que primen los business con dictaduras sobre cualquier otros valores y posiciones políticas?
Para los que peinamos canas y hemos conocido el sector en los años 70 y 80 les formulo una pegunta: ¿hubiese ido una misión comercial española al Chile de Pinochet o a la Argentina de Videla? ¿Hubiesen aceptado los editores de aquellos años una misión comercial como esta? Es obvio que en el estado en que se encuentra la edición, cualquier oportunidad de colocar libros es vista con muy buenos ojos, pero creo que los editores deben reflexionar acerca de si vender se debe hacer a cualquier precio y sin escrúpulos.
La federación hace tiempo que ha perdido el norte, si durante el Liber pasado se intentó que lo patrocinara Arabia Saudí, ahora le plantean esta ocurrencia a los editores. La ocurrencia tiene un punto de esperpento, después de haber abandonado totalmente nuestra presencia en las ferias de América Latina, se descuelgan con esto. Si en España existiese un paseo de la fama de las memeces la FGEE tendría un puesto destacado. Convertida hoy en una simple y sencilla oficina de recaudación, los servicios a la edición resultan, cuando menos, opinables. El libro tiene serios problemas, y la FGEE no aporta soluciones, sólo ocurrencias. Emular a Livingstone buscando las cataratas Victoria o el nacimiento del Nilo no parece lo más acertado. Por cierto, El Dorado estaba en América.
Coincido con el artículo y los comentarios y formulo una pregunta: ¿qué tamaño tiene el mercado guineano de libros? ¿quién lee en Guinea Ecuatorial? Intuyo, y creo que no me equivoco, que el negocio potencial en Guinea es risible y sólo al alcance de ‘contactados’.
[…] Fuente original: Ocurrencias | Antinomias Libro. […]
Totalmente de acuerdo. Es un desvarío y hay que mantener principios. La situación política de Guinea Ecuatorial es nauseabunda pero hay dinero y un pasado depredador, pero no memoria no ética.
A lo peor el supuesto de la nobleza y ética es como el del valor para los soldados y estamos dando demasiado por supuesto. La ética de los editores debería emerger también en momento menos estelares y más cotidianos y ahí la laguna es grande. No tiraría por ese lado porque visto lo visto ahora el libro de cuentas es la voz más importante de una editorial. Me hago el ciego, el sordo el mudo y encarno el abogado del diablo. Ahora bien si esa voz es la que cuenta, entonces habría que responder bien a las preguntas que haces a cerca de la viabilidad de la aventura y si es viable por que aventurarse; y vamos de turbio en turbio.
Respecto a la pregunta «¿hubiese ido una misión comercial española al Chile de Pinochet o a la Argentina de Videla?» referida a los editores de los años 70 y 80, yo contesto que no. Aprovecho para hacer otra: ¿y si esa misión comercial española tuviese como destino la Cuba de Castro?