Hablar del enorme retroceso que toda la cultura ha experimentado en estos últimos cinco años, el libro, las artes escénicas, el cine, el teatro, las bibliotecas, las revistas culturales, etc., es quedarse corto, muy corto. En estos años de crisis se ha liquidado literalmente la cultura en España. El desmantelamiento del sistema de apoyos públicos a la cultura ha abandonado a su suerte a toda la industria, que ha experimentado un retroceso sin precedentes en nuestro país. Es obvio que la cultura aquí no se considera un servicio público esencial. De hecho, en estos últimos tiempos han aparecido algunos informes muy interesantes sobre el deterioro de las industrias culturales. Se puede ver la página de la Fundación Alternativas para corroborar lo que digo y descargar algunos informes ciertamente interesantes.
Pero lo que quiero compartir aquí es la situación de las revistas culturales, prácticamente expulsadas del ecosistema cultural. Las revistas son proyectos culturales, y en muchos casos personales, que no responden únicamente a un lógica empresarial. Pues bien, hace unos días me remitieron desde ARCE el informe Revistas Culturales en el ámbito digital: Diagnóstico y propuestas de actuación, un informe elaborado por ICC Consultors ciertamente importante para comprender la evolución de este segmento, muchas veces olvidado, de la edición.
El documento parte de un tema crítico para evaluar un diagnóstico, parte del cambio de modelo introducido por el Ministerio en 2012 en la convocatoria de las subvenciones a las suscripciones institucionales destinadas a nutrir a las bibliotecas públicas con revistas culturales. Pues bien, a partir de la convocatoria de 2012, se eliminó la vinculación a las bibliotecas públicas, creándose la «Subvención para la edición de revistas culturales» como ayuda para la producción de las revistas, lo que supuso una convulsión entre los editores, que perdieron de golpe un número importante de suscripciones, y a su vez entre la red de bibliotecas, que perdieron la posibilidad de continuar con colecciones que habían ido construyendo durante 20 años. Todo esto modificó la estructura de ingresos de los editores de revistas, disminuyeron radicalmente las suscripciones a partir del descenso de las aportaciones públicas.
Toda esta nueva situación ha conllevado una modificación sustancial del modelo de negocio de ingresos de las revistas, poniéndolas en una situación de auténtica alarma. Si hasta 2010 las tres fuentes principales de ingresos eran las suscripciones (52%), la publicidad (28%) y las subvenciones (17%), al día de hoy el modelo ha saltado por los aires, como puede verse en el siguiente gráfico. Ahora las suscripciones representan el 33%, la publicidad el 20% y las subvenciones el 24%. Me imagino que el aumento de peso de las subvenciones es debido al brutal descenso de la venta final.
La situación al día de hoy es muy sencilla: menores ventas, menos publicidad y menores subvenciones. Es obvio que la crisis del modelo de negocio en las revistas también viene alentado por un enorme cambio en los hábitos de consumo, sobre todo por los vinculados directamente a Internet, lo que conlleva una situación económica muy difícil.
También es cierto que ARCE en estos años no ha detenido su actividad, muy al contrario, ha impulsado numerosas iniciativas: desarrollo de un kiosko digital para venta, búsqueda de nuevos nichos de mercado en Iberoamérica (la exportación de revistas es muy baja, pues representa un 14,9%), encuentros con bibliotecas y bibliotecarios, seminarios, incorporación al kiosko digital de revistas que próximamente lanzará Google, jornadas de trabajo con agregadores de contenido para bibliotecas, desarrollo de una aplicación para móviles y tabletas, etc.
En cualquiera de los casos hay que meditar sobre el escaso peso que todavía hoy tiene la edición digital sobre el volumen comercial de las revistas, para el 72,7% de los editores la edición digital representa menos del 5%, pero hay una enorme confianza en que este dato aumente en muy poco tiempo.
El informe, que merece la pena leer, plantea un desarrollo evolutivo hacia lo digital sin sustituir el papel, sino complementándolo:
Es obligado reconocer el papel fundamental de las revistas en la configuración del pensamiento cultural especializado, lo que las convierte en elementos de reflexión y análisis de un gran valor. Sin embargo, los recursos y la capacidad de impacto de un sector formado principalmente por pequeñas empresas y cuyos contenidos están dirigidos a públicos muy especializados son limitados. Es en este sentido, y en aras de la defensa de un bien cultural como son las revistas, pienso que las administraciones e instituciones públicas deben tomar mayor protagonismo en el apoyo que realizan, incrementando los recursos que destinan pero, sobre todo, destinándolos eficientemente para dar respuesta a las necesidades concretas de un sector. La abdicación de responsabilidades por parte de las administraciones no es justificable. Cuando en alguna ocasión he confrontado el importe de las subvenciones a la edición de revistas culturales frente a otras industrias, no sólo culturales, he podido comprobar la pequeñez y raquitismo de la cantidad. Se trata del chocolate del loro.
Soy de los que piensan que todavía pueden quedar algunos gramos de esperanza. Con una lengua como soporte, hablada por uno de cada 15 habitantes del planeta, y unos niveles crecientes de formación y educación, se abren unas enormes oportunidades para el sector cultural en España, y específicamente para las revistas culturales.
Reblogueó esto en Miscelánica Espiraly comentado:
Un interesante análisis sobre el estado de las revistas culturales en España que hemos encontrado en el blog de Antinomias Libro
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Información Bitacoras.com
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