Normalmente medito mucho cada entrada que cuelgo en el blog, pero en este caso he preferido escribir conforme me venían las ideas a la mente. Estoy muy disgustado y molesto por cómo van las cosas, y esta forma de redactar el post puede conllevar que me equivoque. Nunca es mi intención molestar, si alguien se siente ofendido con mi post que sepa que no tendré ningún rubor en pedir disculpas. Pero quiero reseñar aquí algunas cosas que me preocupan.

Que 2012 puede ser peor que 2011 lo duda muy poca gente en el sector. Y no se trata de ser pesimistas, como algún bloguero sugiere, se trata de ser un optimista bien informado. La campaña de navidades ha sido mala de solemnidad. En otros sectores del mundo del consumo se remite al cliente a las rebajas, en el sector del libro les remitimos al 5%, esa dádiva mísera con la que pretendemos generar elasticidad en la demanda. Y así nos va. La trampa del precio fijo impide entrar al sector en el mundo del consumo y entender lo que está pasando. Para finales de enero preveo un maremoto, ya ni siquiera tsunami, de devoluciones sin cuartel, a alguna editorial le van a devolver hasta los marcapáginas, al tiempo. Entramos en 2012 con un nivel de expectativas bajísimo, con un consumo que está en sus horas más bajas desde hace muchos años y con un sector del libro que o reacciona, o se va al garete. Leía hace unos días en el informe Panorámica de la edición española de libros 2010 que 1.035 editoriales no tuvieron actividad ese año. El año 2012 puede dar el finiquito a muchas más, y de las librerías casi mejor no hablo.

Hablas con distribuidores y te comentan que las librerías están a un paso de comenzar a cerrar una tras otra, me comentan de varios cierres en los últimos meses y algunos que vendrán en cuanto termine la campaña 2011. Talones devueltos, pagares sin fondos, aplazamientos de pagos fuera de lógica, compras mínimas, depósitos hasta de las novedades, devoluciones hasta en diciembre, etc. Y los distribuidores en una posición cada vez más delicada. Los datos me dicen que estamos ante una caída en torno al 15% del sector en su conjunto en el año que acaba, que por cierto, tanta paz tenga como descanso deja. ¿Adónde va el sector en estas circunstancias? ¿Qué dicen sus instituciones gremiales y corporativas? ¿Surgen editores con capacidad de liderazgo? ¿Hay programas y propuestas? ¿Hay nuevos discursos? Nada de nada, esto está más seco que el desierto del Gobi.

¿Y la devaluación del sector?, de Ministerio a Secretaría. ¿Tiene esto importancia? ¿Significa algo? ¿Quién se beneficia? ¿A quién perjudica? Hay que cavilar porque esta situación tiene muchas lecturas. Para nada pretendo estar en posesión de la verdad, solamente intento reflexionar sobre el asunto, y probablemente no acertaré. Me dice uno de mis topos (tengo un par más, no legión) que la Federación llevaba mucho tiempo anhelando el que el sector pase a depender del Ministerio de Industria, y que de hecho la modificación estatuaria que ha realizado hace unos meses iba en la línea de reforzar el papel ejecutivo de la Federación (en detrimento de los propios gremios) y dar pasos para ser reconocidos como una industria, con todo lo que ello conlleva. Con la remodelación ministerial que ha efectuado el nuevo gobierno, el hecho de que el sector hay sido incluido dentro de una Dirección General de Políticas e Industrias Culturales y del Libro es un mal mucho menor que el de haber permanecido como hasta ahora, de aquí que se haya saludado con fanfarrias la nueva ubicación. ¿Dónde queda la lectura, las bibliotecas, la cultura, etc.? Ahora somos ya una industria, con una Federación donde las grandes empresas industriales de la edición se sientan en su dirección, esto me lleva a dos consideraciones:

  • A una industria no se le subvenciona la producción. Se puede subvencionar la internacionalización, la exportación, la competitividad, la adaptación tecnológica, la digitalización, el I+D+i, o llegado el caso la reconversión.
  • ¿Es congruente en estas circunstancias continuar con un sistema intervenido de precios? No somos más imprescindibles que la industria del pan o los lácteos. Si ya no tenemos el sesgo, impronta, de carácter cultural, ¿a que viene un sistema intervenido de precios?

Otro tema, el mecenazgo. Hace unos días un buen amigo editor ya jubilado escribía en Facebook que le parecía muy bien el tema del mecenazgo y opinaba que la edición independiente se beneficiaría de ello. Me he leído la ley del 2002 y el proyecto que presentó el PP en 2011 para modificar esta ley, y que me imagino que con ligeros retoques será la que se apruebe. No encuentro un solo elemento en la ley para que pueda ser utilizado por el mundo editorial.

Por último, el canon digital. Que se cobrase a todo el mundo vía compra de dispositivos y pagasen las multinacionales (después de recaudar lo que pagaba el personal de a pie que compraba un dispositivo) parecía una aberración. Pero ¿que se cobre vía presupuestos generales del estado es más justo? Casi parece más lógico que se cobre vía impuesto sobre el producto sujeto a propiedad intelectual, ¿no? ¿A todo el mundo le parece un sistema socialmente aceptable de recaudación? Y otra cuestión, la cantidad que destinarán los presupuestos generales del estado para el reparto entre todas las entidades de gestión de derechos estará en torno a 47 millones de euros (cifra ofrecida por la prensa en función de unas fuentes del Ministerio que afirmaban que el computo de la cantidad se basaría en 0,8 o 0,9 euros por habitantes; pero que seguro terminará siendo superior cuando se determine la cuantía, «tomando como base la estimación del perjuicio causado», de la compensación por copia privada), esta cantidad me imagino que llevará a un duelo al sol para ver cómo se reparte entre todas las entidades, ya que la cifra está muy alejada de lo que recaudaban hasta ahora. Y otra cuestión más, si se cobra vía presupuestos, ¿por qué no lo gestiona hacienda en vez de entidades privadas?

No puedo terminar sin antes observar que en las tres declaraciones que he escuchado del señor Ministro del ramo veo que mete la pata, lo ultimo comparar España con Somalia en cuanto a propiedad intelectual. Cuando abre la boca suben las patatas, ¿es el ministro de un sector o un hooligan defensor de algún lobby americano? Me preocupa enormemente que dependa de una persona con este talante la redacción de una nueva ley de propiedad intelectual. Lo dicho, habrá que seguir reflexionando sobre estos temas, aunque ya con mayor sosiego y profundidad. Y reitero, no veo brotes verdes, veo oscuros nubarrones.

Escrito por Manuel Gil

Nacido en Albacete, licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y Master en Dirección Comercial y Marketing por el IE Business School. De 2016 a 2021 fui Director de la Feria del Libro Madrid. Mi trayectoria y experiencia profesional se ha desarrollado en importantes empresas del sector del libro –Cadena de Librerías 4Caminos, Paradox Multimedia, Grupo Marcial Pons, Ediciones Siruela, OdiloTID–, asiduo visitante de todas las Ferias del libro de Latinoamérica. En la actualidad, desempeño tareas de docencia en España y en América, y me dedico a la consultoría en el sector editorial y a la investigación de mercados en relación al mundo del libro.

17 Comentarios

  1. Manuel, he leído atentamente tu post, que me parece una reflexión importante para el sector. Creo que hay dos escenarios que no has tocado lo suficiente: la posibilidad de la desaparición del precio fijo (ya comienza a suceder en el libro electrónico), y la subida del IVA al libro. Las medidas político-económicas que se están tomando nos acercan cada día más a esta posible situación. Un saludo cordial, Guillermo Schavelzon

    Responder

    1. Guillermo, Manuel Gil se ha ocupado en varias ocasiones del hablar sobre el precio fijo. Sin ir más lejos en el número 15 de la revista Texturas se podía leer un artículo suyo sobre el asunto: Falacias y mixtificaciones del precio fijo (se puede leer en este mismo blog: https://antinomiaslibro.files.wordpress.com/2011/07/falacias-precio-fijo.pdf).
      Es un debate que no se debería tener miedo a desarrollar en todas sus consecuencias. Quizá todas los implicados en el sector podría animarse a debatir de forma sosegada y reflexiva.
      ¿Conocías la revista Texturas? http://revistatexturas.blogspot.com/

      En cuanto a lo del IVA. Mucho me temo que a no tardar mucho subirá el IVA en España, incluso el superreducido que se aplica al libro.

      Responder

    2. Estimado Guillermo, llevas razón en lo que me dices, pero con el tema del precio fijo haré una entrada en el blog dentro de poco, además he escrito ya varios artículos sobre el tema en la revista Texturas. El tema del IVA está cantado, en cualquier próximo consejo de ministros subirán el IVA del libro, probablemente al 7%, desde Bruselas llevan tiempo reclamando la supresión de los IVAs reducidos.
      Y gracias a todos por vuestros comentarios.

      Responder

  2. como siempre atinadísimo, Don Manuel.
    Y si vamos a ser industria, yo les propongo un plan renove, como con los coches: si compra un libro, le damos 2500€ por el antiguo (irónico).
    Esto es todo un despropósito.

    Responder

  3. Más verdad que un santo.

    Dijo el inolvidable Ayala que la hora de la desgracia era la hora de las reflexiones. Ya se darán cuenta en el futuro…

    Responder

  4. Manuel Nicolás Cuadrado 04/01/2012 en 13:22

    La reflexión de Don Manuel es una reflexión general. Se ha referido a dos artículos como la leche y el pan como podía haber puesto las piruletas y las bragas. Lo que quería significar es si el libro es un artículo de consumo más o si por el contrario es un artículo especial.
    El controvertido tema del precio intervenido del libro o precio fijo no solo es un asunto de proteger a los pequeños y medianos frente a las grandes corporaciones del sector. Es ya un modelo dentro de nuestro concepto de cultura. El libro se protege según una concepción cultural y educativa, que afecta sobre todo al precio del mismo, que en teoría es igual en cualquier punto de venta.
    La cuestión es si el modelo específico ha funcionado o no. ¿Se venden más libros con este sistema? Sí o no. ¿El consumidor final entiende que el libro es caro porque es un bien cultural especial? Sí o no. ¿Se está leyendo más conforme la oferta editorial es mayor? Sí o no. ¿Se debe subvencionar en todo o en parte algún tipo de publicación? Sí o no.
    Podemos discutir muchas variables: que si estamos en una profunda crisis, que si la irrupción de las tecnologías en el sector, que si el gobierno de turno y que si la abuela fuma.
    Don Manuel es un hijo de la razón. Y como buen hijo de la razón habla. Tal vez sea un poco jacobino, pero es un jacobino razonable. No creo que le guste en absoluto decir que el sector se encuentre ante las puertas del abismo. Pero es que lo está.

    Responder

    1. Excelente la aportación, Manuel. Las preguntas que planteas son realmente centrales para enfocar el presente del libro. Sería deseable que entre todos los que estamos implicados, de alguna de las variadas maneras posibles, en el sector del libro pudiéramos debatir sobre esos aspectos. Que se fomentara el debate.
      Gracias por la aportación a los dos Manuel.

      Responder

    2. Gracias Manu por tu aportación. Efectivamente expresas mucho mejor que yo lo que quería decir, y quizá la comparación fue poco afortunada. A ver si me llamas un día y nos tomamos unas cañas. No desaparezcas tanto tiempo.
      Un abrazo y feliz Año

      Responder

  5. No estoy muy convencido que la supresión del precio fijo beneficie a distribuidores, editores y libreros. La mayor culpa de que el precio de los libros sea elevado la tienen distribuidores y grandes superficies que exigen en conjunto un 55% de descuento.
    ¿A quien beneficia el precio libre si no a los mismos?

    Responder

    1. quelibroleo dice:
      ¿A quien beneficia el precio libre si no a los mismos?

      ¿a los lectores?

      Responder

  6. «No somos más imprescindibles que la industria del pan o los lácteos». Ignoro la situación de los lácteos, pero el precio del pan (siempre que no sea pan «gourmet» con ingredientes especiales más allá de harina, agua, sal y levadura) está intervenido en España desde la época napoleónica precisamente para garantizar el suministro de un alimento básico en caso de que sobrevengan hambrunas.
    Conviene informarse un poco antes de hacer comparaciones arriesgadas.

    Responder

    1. Y yo que pensaba que el precio del pan estaba liberalizado desde por allá 1986-87, cuando se excluyó el pan común del régimen de precios autorizados, y se dejó de establecer precios por Real Decreto… que cosas estas de hablar con rigor…

      Responder

      1. Pues no, el RD del 1 de enero de 1986 no «liberaliza» el precio del pan, es más, establece —como siempre— el tope que se puede subir este precio y elimina definitivamente la potestad de las diputaciones para regularlo, solo hay que leérselo.
        En cualquier caso y aunque fuera cierto (que no lo es) que el precio del pan está liberalizado, argumentar tal cosa es falaz además de irresponsable. No entiendo por qué alguien querría permitir la ley de la selva en un bien tan básico como el pan y que ha estado protegido durante siglos. Tal vez el hastío vital lleve a algunos a desear otro motín de Esquilache. La situación no deja de empeorar, así que quizás solo haga falta un empujoncito.

        P.D.: Actualmente es el editor quien establece el precio de los libros (exceptuando los exiguos descuentos promocionales permitidos), una situación muy distinta de la del precio del pan, para el que se estipula desde arriba un precio máximo que el panadero no debe sobrepasar por ningún motivo. El objetivo en un caso es proteger a los pequeños libreros, prohibiendo de facto a los grandes que bajen el precio; en el otro caso, es proteger a los ciudadanos de los especuladores dispuestos a subirlo. Habría que preguntarse por qué el Estado habla tanto de difusión de la cultura y elige ponerse del lado de quienes venden libros, no de quienes leen, pero ese es otro tema. La cuestión es que solo deberíamos hacer analogías cuando son pertinentes y además conocemos bien los dos asuntos comparados.

        Responder

        1. Estimada Rebeca,
          Veo por el tono de su escrito que no le ha gustado la referencia al pan. Probablemente no fue una comparación afortunada, y si me lo permite, le pido todo tipo de disculpas, pero el sentido al que quería llevar el tema era otro. Los bienes de primera necesidad, y no sólo en economía, tienen una importancia capital, obviamente muy superior a la industria del libro, si cualquier persona puede comprar un bien a diferentes precios en distintos puntos de venta, lo mismo debería ocurrir con el libro, que está absolutamente alejado de los parámetros del consumo. La Ley del Libro impide a una librería efectuar descuentos superiores al 5%, cuando nos encontramos con una generación de jovenes que está sin renta y sin empleo. El libro debe incorporarse a estos nuevos imperativos del consumo y posibilitar que la gente compre libros al menor precio posible. Me imagino que usted sabe que un libro de 250 páginas a texto corrido (una novela) tiene un coste industrial de fabricación por debajo del euro (a partir de una tirada en offset de 1000 ejemplares), ese mismo libro lo compra usted a un precio superior a los 20 euros en la mayoría de los casos. Este era el sentido con el que hice la comparación, y muy posiblemente me equivoque. Me pongo a su disposición para charlar con usted cualquier tarde sobre el sector del libro. Estaré encantado de compartir puntos de vista. Le reitero mis disculpas por el comentario. Y no me olvido, Feliz Año 2012.
          Manuel Gil

          Responder

  7. […] 2012: la hora de la verdad « Antinomias Libro. Category: Artículos, Legislación, Propiedad intelectual, Ventas | % Leave a comment […]

    Responder

  8. Acertada e interesante reflexión. Si el sector editorial sigue esclerotizado, habrá una extinción en masa, tras la cual editoriales nativas digitales tomarán su lugar.

    Al final, a uno casi le entran ganas de que suceda…

    Responder

  9. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Normalmente medito mucho cada entrada que cuelgo en el blog, pero en este caso he preferido escribir conforme me venían las ideas a la mente. Estoy muy disgustado y molesto por cómo van las cosas, y esta forma de redactar el …..

    Responder

Replica a Manuel Nicolás Cuadrado Cancelar la respuesta