El primer signo que me hizo pensar en que no estaba ante un congreso más fue la propia inauguración. En un discurso ponderado y cauto, Fernando Valverde no desaprovechó la ocasión de recordarle a la administración central (Sr. Rogelio Blanco, Director General del Libro) que los libreros estaban a la espera de una respuesta de la administración ante varias cuestiones planteadas en el Plan Estratégico de la Librería. El Director General no entró al trapo y su discurso sonó ampliamente a despedida, a glosa de happy end, recordó sus logros y finalizó con una frase emblemática («me iré con la satisfacción de no ser el enterrador del precio fijo en España»), después de alertar e insistir ante inminentes ataques al mismo.

Independientemente de que considere que la defensa numantina del precio fijo está totalmente equivocada, en el escenario actual el precio fijo es más un problema que una ventaja, no protege de nada, el problema es el enorme volumen al margen del precio fijo en España (en torno al 45% del volumen de comercio interior está al margen de los canales de distribución, puntos de venta y precio fijo). Sigo defendiendo el precio fijo de compra, no el de venta, para el usuario final hay que avanzar en precios dinámicos. En cualquiera de los casos parece perentorio abrir un debate sobre el tema, la defensa del ecosistema librero es perfectamente compatible con opciones que impliquen el que el cliente pueda comprar jugando con precios dinámicos. Al menos esta es mi opinión, defiendo y defenderé las librerías, pero el sistema de precios actual es una incoherencia, e Internet se lo llevará por delante, luego se impone una actitud abierta por parte de Cegal a la hora de debatir otros sistemas, defiendo el precio libre de venta a partir del precio fijo de compra.

La primera ponencia con la que comenzaba el trabajo del congreso fue una ponencia de Neus Arqués titulada El futuro ya no es lo que era: las (nuevas) tecnologías y los cambios en la cadena de valor del libro. La ponencia, sólida y bien planteada, tuvo para mí el problema de que un par de tesis en que se apoyaba debían haber sido matizadas, me refiero a la tesis de que «Internet premia la desintermediación y castiga la intermediación», y la de que «la desintermediación refuerza los extremos de la cadena de valor». Teniendo ambas tesis un sustrato real no es menos cierto que pueden ser matizadas y desmenuzadas en función del proceso de creación de valor y la funcionalidad de los eslabones. En cualquiera de los casos una excelente ponencia.

La siguiente ponencia, Google y las librerías, posibles colaboraciones, de Luis Collado, fue una presentación concisa y sintética sobre el entramado que quiere desarrollar Google en cuanto a la comercialización de productos digitales. Descansaba en la idea de respetar la actual cadena de valor de libro buscando un apoyo de las librerías y de los editores independientes. Como idea está francamente bien pero habrá que concretar su puesta en marcha y desarrollo. En este punto se impone la prudencia más absoluta.

Después del café de media mañana la siguiente ponencia fue Impresión bajo demanda. La ponencia adoleció de una cierta falta de rigor, a mi el planteamiento base me dejo frío, ni fu ni fa. Le hice saber a Jose Manuel Anta algunas debilidades que observaba en el desarrollo que plantearon. Un pincho en Dilve avisaría a todo el canal de que el libro está en IBD (Impresión Bajo Demanda), lo que automáticamente conllevaría devoluciones al editor de todas las pequeñas existencias que hubiese en las delegaciones locales; el editor debe incorporar un partner tecnológico de impresión al proceso y cabía la posibilidad de hacerle el envío directamente al cliente, al margen del concepto de situación del libro, no aparecía muy claramente cual era el añadido de valor que podía aportar la distribución. El librero estaba claro, un cliente entra en su tienda y le pide un libro, mira su base de datos y le indica que esta en situación «IBD» (marcada por el editor en Dilve), luego lanza un pedido directamente al editor, y la imprenta digital se lo envía al librero o al cliente final directamente, ¿para que necesitas al distribuidor? El tema del precio tampoco quedó nada claro. La impresión digital pese a estar bajando precios no sostiene un escandallo que implique editor-distribuidor-librero-cliente final, con los precios actuales de impresión digital el precio final para un cliente concreto son ciertamente elevados, al margen de ser una solución todavía carente de la calidad que algunos editores tienen en sus producciones, hay numerosos libros que requieren acabados de mucha calidad, manipulados especiales, barnices en cubiertas, solapas, etc… La calidad que se obtiene todavía debe evolucionar…

La primera ponencia de la sesión de tarde fue la presentación del Plan estratégico del sector del libro, por parte de Fernando Valverde y Pilar Gallego. Una ponencia que tenía un interés enorme para los pocos editores que estábamos en el auditorio. Y no defraudó. La idea es poner en marcha en España un mecanismo similar a ADELC en Francia, una sociedad de capital mixto, público y privado que pueda intervenir en el capital de las librerías y dar un impulso a nuevas aperturas. El plan es bueno y necesario, pero la necesidad de concretar esto con la administración pública lo hace complejo ahora mismo, también se hace imprescindible una revisión profunda de la propia arquitectura organizativa del sector. En cualquier caso parece un tema crítico que hay que seguir y apoyar por parte de los editores que tienen un respeto escrupuloso al canal librerías.

También se mostró el proyecto del Sello de calidad para librerías, por parte de Antonio Rivero, de la librería Canaima de Las Palmas, la ponencia muy sólida y consistente fue verdaderamente espectacular. Cito textualmente:

En las Propuestas concretas relativas a los puntos de venta de libros el Estudio habla de consolidar la Red de Librerías. El objetivo finalista sería disponer a largo plazo de unos mil puntos fuertes de comercialización de «contenidos y experiencia cultural» independientes (el 20%-25% de los puntos de venta especializados existentes en la actualidad). El objetivo intermedio podría ser pasar en un plazo razonable de las 100 «librerías de referencia» que existen en el país (por venta de libros y papel socio-cultural) a una cifra notablemente mayor, entre 300 y 500, lo que supondría un paso muy importante de cara a su consolidación y al logro del objetivo último. En el camino, deberían llevarse a cabo actuaciones especiales que, a modo de hitos, sirvan para jalonar este proceso; la generación y asignación de una especie de sellos de calidad o sellos de la Red podría ser una medida de estímulo para los locales y de identificación para los consumidores y usuarios.

En todo caso, el sector acepta, en su conjunto, que haya acciones de discriminación positiva a favor de las librerías. Hay un apoyo generalizado de editores y distribuidores a estas dos ideas: es preferible una red amplia y capilarizada de librerías especializadas que unas pocas cadenas de alcance nacional o regional; y, también, que hay que apoyar a las librerías como puntos especializados que son y por la función de difusión socio-cultural que cumplen.

Como vemos, parece que está claro que hay que potenciar las librerías independientes y de referencia, y que uno de los métodos que puede servir para ese fin es la creación de un sello de calidad o de marca diferenciada.

¿Qué es un sello de calidad? Es un símbolo, un logotipo o un sello que se coloca en un producto o en un local. Su objetivo es llamar la atención del consumidor y garantizar que la característica de calidad que implica ha sido verificada.

¿Qué objetivos debemos fijarnos con un sello público de calidad para las Librerías? Son varios:

  • Definir y distinguir qué es una librería de cualquier otro punto de venta de libros.
  • Resaltar que los libreros son unos profesionales cualificados en la gestión del patrimonio cultural: el libro.
  • Ser interlocutores válidos y respetados ante las diferentes administraciones públicas.
  • Obtener ventajas competitivas en el propio sector y ante las instituciones.
  • Tener una imagen positiva y de calidad ante los clientes.
  • Ofrecernos como entidades de inversión I+D = I+S (innovación más servicio de calidad).

Como premisa de partida, los condicionantes para la obtención del sello deben permitir entrar a todas las librerías que entendemos como tales, las que tenemos en nuestra cabeza, independientemente de su número de empleados, su tamaño y las actividades que organizan o no. No digo que no sean factores a tener en cuenta, pero sí que no pueden ser excluyentes. Lo que es probable es que a todos nos obligará a mejorar en algo, en aspectos que a lo mejor tenemos más desatendidos ahora. Para la obtención del sello se deben de valorar una serie de factores diversos. En esta fase inicial de desarrollo, se indican algunos parámetros en base a los datos que se pueden recabar de los distintos estudios que se realizan del sector. Los puntos a considerar serán:

  • Fondo de libros. El sello LiR francés determina 6.000 títulos para las librerías generales con facturación de libros nuevos inferior o igual a 600.000 € y para las especializadas en comics y Literatura Infantil y Juvenil; 3.000 títulos para las librerías especializadas en ciertas materias y 10.000 títulos para las librerías generales con facturación de libros nuevos superior a 600.000 €. Parecen cifras bastante lógicas y asumibles para el sello español.
  • Uso de las herramientas de gestión. Parece obvio que una librería que pretenda dar un servicio de calidad hoy debe hacer uso de las herramientas tecnológicas que lo facilitan: programa de gestión específico que permita SINLI, uso de las normas CSL (Cadena de Suministro de Libros), uso de CEGAL en Red con disponibilidad, DILVE, etc. Deberá valorarse la tenencia de página web con características concretas de información, etc.
  • Preparación del personal. El servicio (asesoramiento y prescripción) constituye uno de los principales valores añadidos de las librerías, y esto va unido a una adecuada formación. Pero esto no implica que tenga que ser una formación reglada. Bastante personal de las librerías no disponen de una formación específica para su labor, pero la experiencia de muchos años los ha convertido en excelentes consejeros, capaces de recomendar el libro preciso a cada uno de los clientes. Esto no quiere decir que no se valore la formación, y más en el futuro si se logra conseguir estudios específicos para el sector de las librerías. Se valorará también la formación continua del personal y el uso del crédito anual para Formación Continua que se bonifica en las cuotas de la Seguridad Social. Para ello, desde CEGAL y demás organizaciones sectoriales deben potenciarse los cursos de formación, camino ya iniciado y en pleno desarrollo, y sobre todo los de formación on-line o e-formación, dado que posibilitan su acceso a todo el territorio y compatibilidad con los horarios de trabajo.
  • Calidad de servicio al cliente. Como establecimiento comercial debe valorarse la calidad de servicio al cliente relativa a cumplimiento de la normativa correspondiente (horario en el exterior, hojas de reclamaciones, datos de facturas y tickets, cumplimiento de la Ley Orgánica de Protección de Datos, de la Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas, etc). Se valorará la tenencia de sellos de calidad específicos tipo AENOR (UNE 175001, ISO 9001); la adscripción a la Junta Arbitral de Consumo, etc.
  • El local. Como base se debe disponer de un local accesible al público. Además, el local de una librería que ostente el sello debe cumplir una serie de requisitos de mobiliario adecuado, accesibilidad a los libros, limpieza, condiciones ambientales (temperatura, iluminación, ventilación), etc.
  • Pertenencia a las organizaciones gremiales. Se entiende que una librería con el sello de calidad debe pertenecer a CEGAL, bien a través de su gremio local de libreros, bien por afiliación directa.
  • Economía sostenible. Como apoyo a la imagen de calidad que se pretende conseguir, se deben valorar los esfuerzos de la librería que pretenda el sello a favor de una economía sostenible y un uso adecuado de los recursos. Se valorará el uso de bolsas ecológicas, el ahorro de papel, el uso de facturación electrónica, el correcto trato de los residuos (papel y cartones, plásticos, tinta y tóner de impresoras…). Asimismo, la inversión en medidas de ahorro energético (luminarias de bajo consumo, ventilaciones adecuadas…).
  • Organización de actividades culturales. Se deberán valorar las actividades culturales que promueva la librería, su incidencia en el fomento de la lectura, su periodicidad, la repercusión en la sociedad en que se inserta, etc. Dado que se puede ser una librería de calidad y de referencia en su entorno sin tener que organizar actividades, se propone que este apartado sea objeto de un tratamiento diferenciado en el sello, con una marca específica. Más adelante se volverá a este tema.
  • Gestión económica y financiera. Se valorará una correcta gestión financiera y económica de la empresa, así como el cumplimiento de sus obligaciones fiscales y tributarias con las distintas administraciones.
  • Ratios. Deberán cumplirse una serie de ratios para la obtención del sello, que necesitarán de un estudio más riguroso y preciso en el desarrollo de las condiciones del sello de calidad. Como ejemplo: el porcentaje mínimo de facturación de la venta de libros respecto del total, etc.

Hay que hacer hincapié en que los condicionantes exigidos no deben tener como finalidad una homogeneización de las librerías. No se trata de crear una cadena de librerías casi iguales. Deberemos poder siendo distintos, como ahora, con nuestras idiosincrasias, solo que mejores. Esto habrá que tenerlo en cuenta en la redacción exacta de las exigencias en su momento. Asimismo, los condicionantes no deben ser tan estrictos que solo unas pocas librerías puedan acceder al sello. Deben permitir su obtención a un número importante de ellas, al menos inicialmente, que tiempo habrá de ir subiendo el listón para que podamos seguir mejorando poco a poco cada vez más.

Se propone la existencia de un sello básico, que certificaría la calidad de la librería como tal, con dos complementos añadidos, que indicarían que se trata de una librería especializada o que es una librería que organiza actividades culturales.

¿Qué nombre dar al sello? Está claro que debe llevar las palabras «librería» e «independiente», puesto que son los dos atributos a los que va dirigido el sello. El tercer elemento puede tener quizá más alternativas: «de referencia», como el modelo francés; «de calidad», como la Q turística; u otros que se puedan sugerir.

Librería independiente de referencia expresa claramente lo que se pretende certificar con el sello. La coincidencia de nombre con el ya existente en Francia puede tener el valor de aspirar en el futuro a una única marca europea, aunque el sello tenga en cuenta factores adecuados al mercado de cada país. Habría que aclarar que no existan problemas de marca registrada. El adjetivo «de referencia» se recoge ya en estudios anteriores, e indica el carácter que una librería puede tener de ser un referente en la ciudad en que se ubica, que es lo que se pretende potenciar.

En el caso de aceptarse el nombre de Librería independiente de Referencia, la marca básica sería LIR, y podría llevar dos atributos, por ejemplo un supraíndice «e» que indicase que es una librería especializada; y un subíndice «c» que señalase que la librería además de la actividad normal intrínseca a la venta de libros, organiza como valor añadido actividades culturales de entidad para su entorno.

¿Qué beneficios implicaría obtener para nuestra librería el sello? Aquí tenemos que ser muy ambiciosos, pretender lo máximo, que ya después las negociaciones se encargaran de rebajar el límite. Los beneficios pueden ser muchos:

  • Prestigio, por supuesto, que es algo que va inherente a todos los sellos de calidad de los distintos sectores y productos.
  • Ventajas fiscales. Las administraciones pueden contribuir a dar valor al sello con exenciones o disminuciones fiscales, como podría ser disminución en las cuotas a la Seguridad Social; mayores cuotas para la formación del personal; exención del Impuesto de Actividades Económicas (que para los Ayuntamientos es una disminución casi despreciable, y para las librerías es una cifra de cierta entidad); etc.
  • Subvenciones y líneas de crédito. Subvenciones específicas para las librerías con el sello, para mejoras de instalaciones, modernización de programas y equipos informáticos, organización de actividades, gastos de envíos, gastos de asistencia a eventos del sector, etc. Podrían existir líneas de crédito ICO al 0% para fines similares, como existen ya para otros sectores en momentos concretos.
  • Asignación de un porcentaje de las compras institucionales. Uno de los puntos donde más se puede apoyar al sector por parte de la administración y las universidades sería el compromiso de adjudicar un porcentaje importante de sus compras a librerías que dispongan del sello de calidad.
  • Simplificación de trámites en concursos. Al igual que el Registro de Contratistas en cada una de las Comunidades Autónomas permite a los que acceden a él simplificar la ingente documentación que hay que presentar cuando se opta a un concurso de suministros (con el consiguiente ahorro de tiempo, de gestiones y de papel), la administración puede admitir la tenencia del sello como cumplimiento de algunos de los puntos que la Ley de Contratos del Sector Público exige en los concursos: solvencia técnica, solvencia económica, etc.
  • Publicidad oficial e institucional. Al igual que el Ministerio de Industria y Turismo y las Comunidades Autónomas publicitan en ferias, impresos, etc. los establecimientos que disponen de la Q de Calidad Turística, el Ministerio de Cultura y las Consejerías correspondientes en cada autonomía, podrían hacer algo similar con las librerías con sello de calidad, promoviendo el conocimiento del sello y lo que implica su posesión.
  • Distinción en la web de CEGAL. Al igual que CEGAL distingue a las librerías que pertenecen al Club Kirico, por la importante labor de fomento de la lectura en el sector infantil y juvenil, deberá distinguir a las librerías con el sello de calidad.
  • Campañas editoriales. Posibilitar la existencia de acuerdos con las editoriales para campañas específicas en las librerías con sello, promociones especiales, firmas de autores, ratios de descuento más ventajosos, etc.
  • Mejores posicionamientos en las webs de enlace de las editoriales. Si se consigue que las editoriales renuncien a la venta directa, ofreciéndoles por parte de CEGAL una herramienta que enlace a las librerías que disponen de stock del libro que busca un cliente, podría darse prioridades de posicionamiento a las librerías con el sello de calidad.

¿Qué organismo será el encargado de dar el sello? Mirando otros modelos, el sello Q de Calidad Turística lo otorga el Instituto para la Calidad Turística Española, que es una Entidad de Certificación de Sistemas de Calidad especialmente creado para empresas turísticas, formado por las asociaciones turísticas nacionales más importantes del país, la Secretaría de Estado de Turismo, las Comunidades Autónomas y la Federación Española de Municipios y Provincias. En Francia la oficina de la librería del Centro Nacional del Libro examina las solicitudes una vez al año, y en base a su informe el sello es otorgado por el Ministerio de Cultura y Comunicación. La comisión responsable de examinar las candidaturas está formada por 19 personas: 2 representantes del Ministerio de la Cultura, 3 de las Administraciones (región, provincia, municipio), 11 del sector del libro (escritores, editores, distribuidores, libreros) y 2 personalidades cualificadas, entre las que se encuentra el director de ADELC, la Asociación para el Desarrollo de la Librería de Creación.

En el modelo propuesto sería competencia de CEGAL establecer los criterios y requisitos que se deban cumplir para la obtención del sello. Se crearía una comisión de evaluación externa y CEGAL presentaría a los candidatos. Convendría organizar una comisión parecida a la de Francia, quizá menos numerosa, pero representativa del sector. Los trabajos realizados por CEGAL desde el año 2000 en materia de implantación de normas EFQM en librerías (estudios y mejora de procesos) serán de indudable ayuda para fijar los criterios a seguir por la comisión para designar las librerías aptas a tener el sello de calidad.

Se debe negociar con la administración pública la creación de una Agencia Estatal para el Libro y un organismo encargado de dar este sello de calidad (el Instituto o la Agencia para la Calidad de las Librerías, por ejemplo). La Agencia, entre otras cosas, debería ocuparse de la gestión administrativa de las solicitudes, de la coordinación de la comisión (reuniones, desplazamientos), organización del seguimiento de las librerías con sello, etc.

La validez del sello de calidad, una vez obtenido, en Francia es de tres años. Parece un período de tiempo adecuado. Menos sería un plazo demasiado corto, que podría saturar al organismo de concesión, y más puede ser un periodo muy largo, en que pueden haber variado mucho las condiciones por las que se concedió el sello. Obviamente, y como en otros sellos de calidad, deberá existir cierto control estadístico que garantice que las condiciones por las que se conceden los sellos a las distintas librerías siguen vigentes.

Todo este desarrollo exigirá una serie de actuaciones en distintos frentes. Inicialmente, por parte de CEGAL, ante la administración central y las distintas organizaciones del sector, para conseguir la creación del sello y el organismo necesario para su implantación. Pero una vez en marcha, se seguirá necesitando el apoyo de la administración central para la difusión del sello a la sociedad y para explicar a las distintas administraciones de rango inferior (comunidades autónomas, diputaciones o cabildos, y ayuntamientos) las bondades del sello. Pero muy especialmente se precisará el apoyo de los Gremios para la negociación con sus administraciones próximas los beneficios que las mismas pueden otorgar a las librerías poseedoras del sello (bonificaciones fiscales, discriminaciones positivas en adjudicaciones de suministros bibliográficos, etc). A cambio, lógicamente, obtendrán también el apoyo de estas librerías a distintos eventos culturales que estas administraciones puedan organizar, así como a las editoriales.

En definitiva, creo que se trata de un proyecto ilusionante, que precisa de recorrer un camino que no será corto ni exento de obstáculos, pero cuya meta merece la pena el esfuerzo, porque podremos conseguir ser mejores, dar mejores servicios y que nuestro esfuerzo se reconozca por la sociedad.

La primera jornada termino con una simpática mesa titulada Transmisión del conocimiento entre libreros, en la que intercambiaban puntos de vista libreros jóvenes (Monica Santos, librería Santos Ochoa; Ricardo Martinez, librería La Fábula; y Alberto Sanchez, librería Taiga) con veteranos (Concha Quirós, librería Cervantes de Oviedo; y Pere Fábregues, librería La Hormiga de Oro; un poso de sabiduría y conocimiento ambos), moderados por el periodista Javier Rioyo. Me quedo con una idea que recorrió la mesa, salvo en los casos en que hay una transmisión de padres a hijos de una librería, el joven emprendedor que monta un librería lo hace por vocación, pero tiene un handicap de formación que podría ser rellenado con planes de apoyo, para resolver este gap es fundamental que cuaje alguno de los planes de formación transversal que Joaquín Rodríguez tiene en mente, es la única manera de suplir unas carencias que resultan dramáticas y manifiestamente contraproducentes.

En cualquiera de los casos el determinismo fatalista y la resignación que se apreciaba en el sector librero hasta hace muy poco parece haber sido desterrado para siempre, el empuje del sector joven de la librería unido a una actitud más proactiva de Cegal así lo apuntan.

Escrito por Manuel Gil

Nacido en Albacete, licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y Master en Dirección Comercial y Marketing por el IE Business School. De 2016 a 2021 fui Director de la Feria del Libro Madrid. Mi trayectoria y experiencia profesional se ha desarrollado en importantes empresas del sector del libro –Cadena de Librerías 4Caminos, Paradox Multimedia, Grupo Marcial Pons, Ediciones Siruela, OdiloTID–, asiduo visitante de todas las Ferias del libro de Latinoamérica. En la actualidad, desempeño tareas de docencia en España y en América, y me dedico a la consultoría en el sector editorial y a la investigación de mercados en relación al mundo del libro.

4 Comentarios

  1. Muchas gracias Manuel, da gusto estar así de bien informada de todos los eventos.

    Responder

  2. Lo del sello de calidad me parece una idea excelente, hace poco leí una tesis que sostenía esta misma idea pero para cosas recicladas o de «segunda mano». Apoyo totalmente la idea, porque creo que con la existencia de un sello así la gente siente inconscientemente que adquiere un mejor producto.

    Creo q la diferencia que el sello aportaría sería : Garantía… de servicio, de encontrar el libro adecuado para ti, de encontrar libros especializados, etc etc. Ojalá que se lleve a cabo.

    Responder

  3. ¿Y qué aportarán, distinto de lo que aportan las demás, estas librerías con sello de calidad? Me refiero qué aportarán a los lectores, o a los potenciales lectores, o a sus clientes a secas… Estoy deseando que cuentes que más se dijo sobre el papel de la librerías como «puntos de comercialización de «contenidos y EXPERIENCIA cultural»». Gracias, otra vez, por el esfuerzo, Manuel.

    María Moreno

    Responder

  4. Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: El primer signo que me hizo pensar en que no estaba ante un congreso más fue la propia inauguración. En un discurso ponderado y cauto, Fernando Valverde no desaprovechó la ocasión de recordarle a la administración central (Sr…..

    Responder

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